Los delitos informáticos son aquellos actos ilegales que se cometen a través de medios electrónicos, especialmente utilizando la tecnología de la información, como ordenadores, redes de comunicación y dispositivos digitales. Estos delitos pueden involucrar una amplia variedad de actividades delictivas, tales como:
1. Hacking (piratería informática): Acceso no autorizado a sistemas informáticos con el fin de obtener información, causar daño o alterar su funcionamiento.
2. Fraude electrónico: Engaños a través de Internet o medios electrónicos para obtener dinero de manera ilegal, como el phishing, donde se roba información personal o financiera.
3. Robo de identidad: Uso indebido de la información personal de una persona para realizar actos fraudulentos, como abrir cuentas bancarias o hacer compras en su nombre.
4. Ciberacoso: Hostigamiento o intimidación a través de plataformas digitales, redes sociales, correos electrónicos, entre otros.
5. Distribución de malware (virus, troyanos, ransomware): Programas maliciosos diseñados para dañar, interrumpir o acceder de manera ilegal a sistemas o datos.
6. Piratería de software: Distribución o uso de software sin licencia, violando derechos de autor.
7. Delitos contra la propiedad intelectual: Infracción de derechos de autor, patentes o marcas registradas a través de la distribución no autorizada de contenido digital, como música, películas o software.
8. Ciberterrorismo: Uso de la tecnología para realizar ataques que causen miedo o daño a la sociedad, como interrumpir infraestructuras críticas o sistemas gubernamentales.
El impacto de los delitos informáticos puede ser grave, tanto para las víctimas individuales como para las empresas y gobiernos, ya que pueden generar pérdidas económicas, daños a la reputación, o comprometer la seguridad nacional. Por ello, muchas jurisdicciones han establecido leyes y normativas para prevenir, sancionar y perseguir este tipo de delitos.
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